Salsa de pizza

Aquí contestamos las preguntas más importantes sobre el Realfooding
La comida real hace referencia a todos aquellos alimentos mínimamente procesados o cuyo procesamiento industrial no haya empeorado la calidad de la composición inicial del alimento o haya interferido negativamente en sus propiedades saludables presentes de forma natural (alimentos refrigerados, congelados, envasados al vacío, etc.).
Por tanto, la comida real no solo se incluiría a los alimentos frescos, también se incluirían aquellos alimentos con un procesamiento mínimo (refrigerados, envasados al vacío, etc.). Dentro de la comida real se incluirían:
La comida real también puede servir como materia prima en la formulación de productos que conocemos como “buenos procesados”.
Un buen procesado es un producto elaborado a partir de diferentes ingredientes saludables (comida real) que suelen combinarse a través de diferentes procesos y que se presentan envasados y etiquetados al consumidor final. Un buen procesado puede elaborarse en casa o a nivel industrial.
Muchos buenos procesados de origen vegetal (conservas de verduras, gazpacho, hummus, etc.) estarían a un nivel prácticamente equivalente a la comida real. En otros casos, el procesamiento puede hacer que el producto final pueda incluso superar los beneficios del consumo de la materia prima original como, por ejemplo, sucede en el caso de los lácteos fermentados (yogur, kéfir). Esta es una excepción y no la regla.
A diferencia de un ultraprocesado (formulación basada en ingredientes de baja calidad), un buen procesado sería una formulación a partir de ingredientes de elevada calidad y alto valor añadido sobre la salud, nutrición, etc.
Los buenos procesados son claves para mejorar la diversidad y la adherencia a patrones más saludables, sostenibles e igualmente seguros, accesibles, etc.
Los ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas con varios ingredientes altamente procesados entre los que se incluyen grandes cantidades de azúcares refinados o edulcorantes, harinas refinadas, aceites refinados, aditivos y sal. Cuando se consumen en exceso, desplazan también a la comida real protectora.
Entre los ultraprocesados se encuentran muy habitualmente: refrescos, zumos envasados comerciales, bebidas energéticas, lácteos azucarados tanto infantiles como adultos, bollería, pan refinado, carnes y pescados procesados, pizzas industriales, galletas, snacks tipo barritas o salados, precocinados, comida rápida, dulces, chucherías, helados, salsas comerciales, etc.
Un patrón saludable sería aquel en el que están presentes una gran cantidad de alimentos mínimamente procesados, especialmente de origen vegetal tal y como verduras, hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos y semillas.
Estos alimentos podrían ser complementados según preferencias y necesidades individuales con otros alimentos (carnes, pescados, huevos, lácteos) y buenos procesados derivados de alimentos vegetales y animales.
La clave para seguir un patrón saludable estaría en minimizar al máximo la exposición a ultraprocesados.
Existirían infinitas formas de cocinar, mezclar y consumir los diferentes alimentos que se ajustarían a los hábitos, habilidades culinarias, gustos, preferencias, etc. de cada persona.
El «10%» es una forma de referirse al consumo ocasional de una forma más concreta.
El 10% refleja un porcentaje por el cual el consumo de ultraprocesados no supone un problema para la salud (90-10).
Su consumo a menudo se vincula a salidas o eventos sociales.
En España, el consumo de alcohol es es el cuarto factor de riesgo de pérdida de salud, siendo una importante contribuyente a la carga de morbilidad (pérdida de calidad de vida) y mortalidad (muertes prematuras).
En cuanto a la relación del alcohol con algunas enfermedades crónicas, se ha visto una relación entre su consumo y algunos de los tumores más frecuentes: mama, cabeza, digestivo (boca, esófago, colon…)
No se ha podido establecer un nivel seguro de consumo. Por tanto, la recomendación es la siguiente: cuánto menos, mejor. Una persona abstemia o bebedora esporádica siempre tendrá un menor riesgo que una bebedora frecuente.
Lo mejor es consumir los alimentos tal cual se presentan, con sus aromas naturalmente presentes. En otras palabras, sin necesidad de tener que endulzarlos.
Ahora bien, en nuestras recetas habitualmente utilizamos la fruta y sus derivados como la opción prioritaria a la hora de endulzar. La pasta de dátil es el ejemplo más habitual en muchas recetas de repostería y en muchos de nuestros productos.