Un buen procesado es un producto elaborado a partir de diferentes ingredientes saludables (comida real) que suelen combinarse a través de diferentes procesos y que se presentan envasados y etiquetados al consumidor final. Un buen procesado puede elaborarse en casa o a nivel industrial.
Muchos buenos procesados de origen vegetal (conservas de verduras, gazpacho, hummus, etc.) estarían a un nivel prácticamente equivalente a la comida real. En otros casos, el procesamiento puede hacer que el producto final pueda incluso superar los beneficios del consumo de la materia prima original como, por ejemplo, sucede en el caso de los lácteos fermentados (yogur, kéfir). Esta es una excepción y no la regla.
A diferencia de un ultraprocesado (formulación basada en ingredientes de baja calidad), un buen procesado sería una formulación a partir de ingredientes de elevada calidad y alto valor añadido sobre la salud, nutrición, etc.
Los buenos procesados son claves para mejorar la diversidad y la adherencia a patrones más saludables, sostenibles e igualmente seguros, accesibles, etc.